miércoles, 13 de abril de 2011

Capítulo 2: El encuentro.

Fontana di trevi. Un día  soleado. Caluroso.Es abril, y hace calor.Pero eso no impide que ellas pasen un gran día al lado de sus amigos. Es miércoles. Tan sólo llevan un día en la preciosa Italia. Cristina se prepara para hacerse una foto tirando la moneda. Típico. 
-María, sácame guapita eh! Que después en el Tuente tengo que estar guapa.-Dice Cristina, que rie mientras su amiga le contesta.
-Que sí pesada, además si luego siempre sales guapa hija.-Dice María mientras se prepara para hacer la foto.
-Como no me saques guapa verás tú. Ja ja ja. 
Pose. Sonrisa. Cuerpo ladeado. Flash. 
-Otra, otra que seguro que no me va a gustar.
Se repite lo mismo. Después del viaje, no van a tener espacio en Tuenti para las fotos.
Cristina lanza otra moneda. Esta vez con un deseo diferente. Pero, cuando abre los ojos se choca con alguien. Casi se cae. Menos mal que el la sujeta.
-Perdón, perdón, lo siento. ¿Estás bien? No te he visto perdona.-Le dice preocupado.
-No..sí...
-¿Estás bien?
-Sí, sí, es que me he mareado.
-Lo siento, es que no veía por donde iba.
-No, si no pasa nada, le puede pasar a cualquiera.
No parece ser español, pero lo habla perfectamente.
Y entonces se fija bien. Es un moreno con los ojos verdes, cortinilla, como dicen ahora, y con una sonrisa que te dejaría ciega a cien metros.
Llega Ana.
-Hola, yo soy Ana.
-Hola, yo me llamo Filippo.
Italiano, como no.
-Eee.. bueno... me voy ¿vale? Quiero ver la foto.
Ninguno dice nada. Se quedan boquiabiertos. Si que está cortada, sí.
-He visto lo que ha pasado. Casi la caes al agua chico.
-Sí, es que no veía bien.
-A mí no me engañas. Te he visto antes en los Foros Imperiales, y no dejabas de mirarla.-Dice sonriente.
-Yo..bueno... me has pillado. Sí, la miraba y he visto la oportunidad para poder hablarle. Pero parece que no le ha gustado mucho. 
-No, creeme, esque es demasiado cortada, demasiado, pero demasiado. Ja ja ja.
-¿Y eso es bueno o malo?
-Bueno, según lo veas. Ja ja ja.
Mientras Lucía, y María miran como llega su amiga.
-¡¿Pero para qué vienes!?-Dice Lucía.
-Pues porque moría de vergüenza. ¿Pero tú as visto eso? Casi me caigo.
-Pues si me rescatase él amino me importaría caerme sinceramente.-Dice María que su sueño es un chico como ese.
-¡Que no que no! Bueno total, ha sido un accidente, no lo volveré a ver mas.
-¿Te acuerdas del chico que dijo Ana que había visto?
-Sí.
-Pues creo que es ese, y si lo es no creo que se haya tropezado contigo de casualidad.
-Pues yo creo que sí, hay mucha gente, y le podía haber pasado a cualquiera.
-Piensa lo que quieras, pero no ha sido casualidad, créeme.
-Lo que tu digas.
Crisitina no puede evitar pensar que lo que dice su amiga es verdad. ¿Por qué no? ¿Por qué no después de tanto tiempo esperando a un chico que de verdad le guste? Este viaje iba a ser especial. Y por ahora parece que lo va a ser. Aunque ella no quiere creerlo.
Llega Ana. Parece que tiene algo que contar.
-¿Soy la mejor o no? Dime que me amas. Dímelo porque acabo de de conseguirte una cita, bueno para todas, con ese cacho de chico y con sus amigos.
-Ana, ¿qué has echo? Miedo me da. Ja Ja Ja.- Dice María.
-Pues, nada no he echo nada. A ese chaval, le gusta Cristina y se nota. Y como yo soy la mejor, vamos a ir a comer un helado después de cenar con ellos. 
¿Cómo?- Dice Cristina.
-Como comiendo. ¡Ah! Y me ha preguntado por tu nombre sosa, que te has ido sin decir nada por dios.
Todas callan.
-Bueno, pues dicho está. Esta noche a las diez en la heladería de aquí. Esta noche promete.
No pueden creerlo, su amiga está loca,pero siempre le sale bien todo. Van a ir a comer un helado con unos chicos que no conocen. Pero bueno, no pueden quejarse. Seguro que de eso sacan algo bueno.


Es de noche. Han pasado un día increíble. Se ha echo miles de fotos. En mil lugares diferentes.  Aunque se lo han pasado genial, todas están pensado en el helado de después de la cena.
Están cenando. Hoy la cena es mucho más rica que la de la noche anterior. Rabiolis. Muy ricos sí. Están sentadas con más personas en la cena. La conversación es entretenida. Todos ríen. Lucía se ha caído en la puerta del restaurante. Después de un buen rato de risas y conversaciones interesantes, hablan los profesores.
-Podéis subir y cambiaros, tenéis hasta las 12 para salir.- Dice uno de ellos.
-No volváis tarde, que quien lo haga se va a quedar en el pasillo toda la noche.
Todos se ríen y asienten. Saben que más de uno se quedará en el pasillo.
Habitación 608. Ana se da un poco más de rimel en las pestañas. Lucía se pone las botas. Y Cristina espera en la puerta a que sus amigas terminen. María no viene. Prefiere ir con un chico de su clase, Miguel, que también la ha invitado a tomar un helado, pero los dos solos. Es comprensible, llevan uno detrás del otro bastante tiempo. Menos mal que Lucía ha hecho de celestina. 
-Venga vámonos.-Dice Cristina que lleva ya 15 minutos esperando a sus dos tardonas amigas.
-Ui que interés tienes tú en irte ya ¡eh!-Le dice Ana.
-Ce y Efe. Ce y Efe...- Tararea Lucía.
-Anda ¡Callaos ya! ¡Qué pesadas!
Todas ríen a la vez. Saben que a Cristina le ha gustado. Siempre es igual. Cuando le gusta alguien se va de donde él esta. 


Llegan a la Fontana di trevi. No están. Por lo tanto deciden hacerse unas cuantas fotos más. ¡Cómo si no tuviesen ya bastantes! Pero es normal. Tienen una ilusión inmensa. Llegan. Ana esta vez consigue verlo mejor. Pues si que es guapo, piensa para si misma. Pero ella ya le ha echado el ojo a el chico de la derecha que va con él. Rubio con los ojos azules. Típico. Lucía sin embargo no se fija en el otro, es el otro quien se fija en ella. La noche no ha echo más que empezar.
-¡Hola!-Dice Filippo.
-¡Hola Filippo!-Dice Ana.
¿Qué tal? ¿Cómo estáis?
-Bien, bien. Gracias. ¿Y tú?
-Bien también. Gracias.¿ Habéis esperado mucho?
-No, para nada. Hemos llegado hace 5 minutos.- Miente.
-Ah, menos mal. Mirad estos son mis amigos, Victor y Andrea.
-Y estas son mis dos amigas, la tonta que se fue hoy, Cristina, y Lucía.
Dos besos entre los seis.
-Bueno vamos a tomar el helado ¿no?-Dice Filippo.
-¡Claro!¡Vamos!-Dice Ana.
La conversación en la heladería es mucho más fluida de lo que ellos pensaban. Ana habla con Andrea, no el rubio de ojos azules, sino el moreno de ojos azules, y Lucía con Victor. Parecen que los papeles se ha cambiado. Y Cristina como era de esperar, con Filippo. Los demás hacen como que no se dan cuenta. Pero se nota que se gustan. Hablan de cosas muy variadas.
-Sí, y cuando fui a coger el exámen me puse tan nerviosa, que me caí al suelo, bueno en realidad tropecé.-Dice riendo con un poco de vergüenza por su espectáculo.
-¡Ja ja ja! No puedo creerlo. A mí nunca me han pasado cosas de esas.
-Normal, si desde luego lo que no me pasa a mí, no le pasa a nadie, te lo aseguro.
Ríen. Se gustan. Eso está claro. Pero no todo será tan facil como todos piensan.
Se despiden. Ha sido una noche estupenda. Se dan los móviles. Quedan en verse a la noche siguiente. 


Ya en la habitación de las chicas todas hablan de la noche que han pasado.
-¡¿Has visto como te miraba?!¡¿Lo has visto?!-Dice Lucía que no puede creer lo que ha visto.
-No me miraba de ninguna manera. Me miraba y punto.
-¿Tu no serás tonta no? Porque lo pareces hija mía.
-Que idiotas sois de verdad.-Dice mientras se dirige al baño. Le saca la lengua a sus amigas.
Aunque ella lo niegue, se gustan, y eso lo saben todos. Sólo hacia falta tener ojos para darse cuenta. Las casualidades de la vida. 
Son las dos de la mañana, el móvil de Crisrina suena. Es un SMS de Filippo, que dice: "Mira por la venta".
Cristina avisa a sus amigas, juntas vuelven a leer el mensaje. Se dirigen todas a la ventana. Evidentemente no sólo iba a mirar Cristina. Y ahí está él. En una moto negra. Con dos cascos en la mano.No puede creerlo. Se viste corriendo. Baja con cuidado de que no la pillen.Sabe que lo que está haciendo es una locura. Pero sinceramente no le importa. Siempre haciendo lo correcto. Siempre pensado en lo negativo. Pero ahora en ese momento no le importa demasiado. Se monta en la moto. Sus amigas la observan desde la ventana. Están igual de perplejas que ella. No pueden creer que haya venido a buscarla a las dos de la mañana en una moto. Y más aún de que ella haya bajado. Pero se alegran por su amiga. Saben que estará bien. Aunque no se quedaron del todo tranquilas, por ello le han dicho que como a las tres y media como muy tarde no esté aquí, llama a los profesores, que les da igual, porque no quieren que le pase nada. Y como no le quedaba más remedio, aceptó. Sólo tiene hora y media para disfrutar de un chico que no conoce, pero que le da una seguridad que no le ha dado ninguno de los chicos con los que ha estado, que no han sido muchos por cierto.


Ya son las cuatro menos veinticinco.No viene. Menos veinte. Ahí está. Menos mal.Entra en el hotel. El ascensor está averiado. Vaya momento para estropearse.
Sube despacio las seis plantas que la llevan hasta su habitación. Abre la puerta despacio. Tiene muchas cosas que contarle a sus amigas.









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